Debéis amor incluso al enemigo,
y al que golpea, hiere o maldice,
tú perdónalo siempre y bendice,
pues así lo hago Yo siempre contigo.
Que aunque el pecador merezca castigo,
mi amor de Padre nunca se desdice,
pues soy Amor y es siempre lo que hice;
yo no sé condenar, sólo bendigo.
Al hachazo que el sándalo recibe
sólo ofrece fragancia en su mutismo;
regala un bien por el mal que precibe.
Este es mi Evangelio y Catecismo:
"perdona y ama, al malo inclusive";
si quieres ser cristiano harás lo mismo.
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