sábado, 8 de enero de 2011

Borrico ejemplar

En un nacimiento, en un belén,
hay dos personajes ineludibles,
dos animales insustituibles,
sin ellos el belén no queda bien.

Y la costumbre exige también
que ese borrico y buey, muy apacibles,
contemplen con ojazos bonacibles,
al Niño, y tumbaditos se estén.

Rompiendo esa estética acostumbrada,
hoy he visto un belén como los de antes,
pero el borrico en actitud cambiada:

de pie, las cuatro patas afirmantes,
presto a servir a esa familia amada
o a llevarla hasta Egipto galopantes.

martes, 4 de enero de 2011

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado (Is 9, 6)

Un nacimiento es un canto a la vida,
sobre todo si esa vida es humana;
una vida con fruto de mañana
y abierta a trascendencia apetecida.

Que sepámosle dar la bienvenida,
que le cantemos una dulce nana,
porque encierra una gracia muy cristiana
y sabemos dó tiene su manida.

Si es Dios mismo quien nace y se hace hombre,
si esa Vida de Dios en Jesús nace
-por más que al puro cátore le asombre-,
si con mi propia carne busca enlace,
¡que no me hablen de Dios como pronombre,
sino del Hombre-Dios que en mí renace!