Seguro de sí mismo, el fariseo,
-porque cumple la ley perfectamente
y se cree en su obrar ya suficiente-
se exhibe, ante el Señor, como un trofeo.
Y, en oscuro rincón, un bisbiseo;
un publicano, en actitud doliente,
se golpea su pecho humildemente,
sintiéndose ante Dios pequeño ateo.
Personajes que son tipología
de dos modos de ver la religión:
el que pretende hacer mercadería,
y el que fía al amor su salvación;
el que observa la ley de entraña fría,
y el que sabe que el Padre es corazón.
Si así se puede llamar a estos humildes versos, sonetos y poemas que, espero, os ayuden a rezar y a contemplar la belleza de Dios
martes, 6 de noviembre de 2007
domingo, 4 de noviembre de 2007
Zaqueo (Lc 19)
Estafador, usurero,
de raquítica estatura,
más que por fuera por dentro;
así era y así son
los soberbios con dinero.
Curioso él y atrevido,
se ha encaramado el primero
a un sicomoro sin higos,
y, escondido entre el ramaje,
quiere observar sin ser visto;
quiere ver bien al Maestro
cuando llegue de camino.
Zaqueo le quiere ver,
pero no quiere ser visto.
Parece querer jugar
con Jesús al escondite,
ignorando que es Jesús
el que le busca y persigue.
"¡Baja, por favor, Zaqueo!
-le dice al pasar Jesús-
porque, hoy, hospedarme quiero
en tu casa y con los tuyos,
¡vamos a hablar de dineros!"
¿Qué le diría a Zaqueo
aquella tarde Jesús
que, alegre, feliz, contento,
reconoció sus usuras
y devolvió los dineros?
En Jericó, en otro tiempo,
se quebraron las murallas
al son de trompas y cuernos,
mas, hoy, se han venido abajo,
-sin estrépito, sin truenos,-
las mil torres que cercaban
el corazón de Zaqueo.
Sin estrépito en el cerco,
sin las trompetas de plata
y sin los gritos del pueblo,
hoy cayeron las murallas
del corazón de Zaqueo.
¡Tus murallas han caído,
porque te miró el Maestro!
Ya no hay de qué avergonzarte,
ya eres de verdad pequeño,
ya te hiciste como un niño,
¡como los grandes del Reino!
de raquítica estatura,
más que por fuera por dentro;
así era y así son
los soberbios con dinero.
Curioso él y atrevido,
se ha encaramado el primero
a un sicomoro sin higos,
y, escondido entre el ramaje,
quiere observar sin ser visto;
quiere ver bien al Maestro
cuando llegue de camino.
Zaqueo le quiere ver,
pero no quiere ser visto.
Parece querer jugar
con Jesús al escondite,
ignorando que es Jesús
el que le busca y persigue.
"¡Baja, por favor, Zaqueo!
-le dice al pasar Jesús-
porque, hoy, hospedarme quiero
en tu casa y con los tuyos,
¡vamos a hablar de dineros!"
¿Qué le diría a Zaqueo
aquella tarde Jesús
que, alegre, feliz, contento,
reconoció sus usuras
y devolvió los dineros?
En Jericó, en otro tiempo,
se quebraron las murallas
al son de trompas y cuernos,
mas, hoy, se han venido abajo,
-sin estrépito, sin truenos,-
las mil torres que cercaban
el corazón de Zaqueo.
Sin estrépito en el cerco,
sin las trompetas de plata
y sin los gritos del pueblo,
hoy cayeron las murallas
del corazón de Zaqueo.
¡Tus murallas han caído,
porque te miró el Maestro!
Ya no hay de qué avergonzarte,
ya eres de verdad pequeño,
ya te hiciste como un niño,
¡como los grandes del Reino!
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Evangelio,
Poesía religiosa
viernes, 2 de noviembre de 2007
La Muerte (Fieles difuntos)
La muerte nace al tiempo que la vida,
será su compañera inseparable,
será un perro, de sombra insoportable,
pegado a sus talones en la huída.
El saber que mi vida ya va herida,
que mi muerte ha de ser inevitable,
-fecha de caducidad ya invariable-
es saber que he perdido la partida.
Si es así de fugaz y contingente,
tan frágil y tan poco duradera,
el hombre razonable y buen creyente
aspirará a otra Vida Verdadera:
la Vida en Cristo, el eterno Viviente,
sin esqueleto ya ni calavera.
será su compañera inseparable,
será un perro, de sombra insoportable,
pegado a sus talones en la huída.
El saber que mi vida ya va herida,
que mi muerte ha de ser inevitable,
-fecha de caducidad ya invariable-
es saber que he perdido la partida.
Si es así de fugaz y contingente,
tan frágil y tan poco duradera,
el hombre razonable y buen creyente
aspirará a otra Vida Verdadera:
la Vida en Cristo, el eterno Viviente,
sin esqueleto ya ni calavera.
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Otras fiestas del año litúrgico,
Poesía religiosa
jueves, 1 de noviembre de 2007
Todos los Santos
Fiesta de Todos los Santos;
fiesta de puertas abiertas
de un cielo que invita a entrar
para que el pueblo cristiano
celebre la santidad
y el triunfo de sus hermanos;
de cuantos les precedieron
y como buenos triunfaron
Recorrieron el camino
de las bienaventuranzas:
fueron mansos y sencillos,
justos, sin intolerancias,
pacíficos, como niños
que sólo en juegos batallan;
hombres de corazón limpio...
¡Por eso están viendo a Dios,
por eso les llama "hijos"!
fiesta de puertas abiertas
de un cielo que invita a entrar
para que el pueblo cristiano
celebre la santidad
y el triunfo de sus hermanos;
de cuantos les precedieron
y como buenos triunfaron
Recorrieron el camino
de las bienaventuranzas:
fueron mansos y sencillos,
justos, sin intolerancias,
pacíficos, como niños
que sólo en juegos batallan;
hombres de corazón limpio...
¡Por eso están viendo a Dios,
por eso les llama "hijos"!
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