¡Qué alegre es tu presencia,
-Señor resucitado-
cuando la fe te encuentra
porque te fue buscando!
¡La fe es la Magdalena
que te busca entre llantos!
Mi aleluya, hoy se eleva
y vuela de mis labios,
tejiendo con sus vuelos
tapiz de alegres salmos.
Tu paz y tu alegría,
-Señor resucitado-
ponen alas y ritmo
a mi fe y a mi canto.
Si así se puede llamar a estos humildes versos, sonetos y poemas que, espero, os ayuden a rezar y a contemplar la belleza de Dios
lunes, 28 de abril de 2008
martes, 1 de abril de 2008
Cirio Pascual
El cirio, alto, fuerte y luminoso,
signo de un Cristo ya resucitado,
signo de un Cristo vivo y exaltado
a la derecha del Padre amoroso.
La antorcha de un triunfo clamoroso
sobre la muerte y el negro pecado
-que al hombre le traía esclavizado-
tu antorcha, sí, de vencedor glorioso.
Que esa luz de tu antocha luminosa,
alumbre el maratón de esta vida
hasta cruzar la meta victoriosa.
Que esa luz, en tu cirio florecida,
alumbre al hombre a quien la sombra acosa
y vea en tu Luz la suya encendida.
signo de un Cristo ya resucitado,
signo de un Cristo vivo y exaltado
a la derecha del Padre amoroso.
La antorcha de un triunfo clamoroso
sobre la muerte y el negro pecado
-que al hombre le traía esclavizado-
tu antorcha, sí, de vencedor glorioso.
Que esa luz de tu antocha luminosa,
alumbre el maratón de esta vida
hasta cruzar la meta victoriosa.
Que esa luz, en tu cirio florecida,
alumbre al hombre a quien la sombra acosa
y vea en tu Luz la suya encendida.
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