lunes, 25 de julio de 2011

Santiago de Compostela

El camino de Santiago
-peregrinos de verdad-
es uno de esos caminos
que sólo se hace al andar;
que exige bordón en mano,
y el corazón más allá
del horizonte rosado
que cabalga sobre el mar;
y la mirada más alta
que el horizonte más alto,
porque es camino de estrellas
el que lleva hasta Santiago.

Santiago de Compostela,
alta torre de vigía
y alto faro de la fe
que alumbra hasta la otra orilla
del ancho mar Atlántico;
hasta la Pampa argentina
y hasta Chile y hasta Cuba,
y hasta unas islas perdidas
entre sargazos y brumas.
Santiagos hay por doquier,
santiagos con su esclavina,
con sus vieiras y bordones
y su calabaza chica;
con sus ojazos abiertos
oteando ambas orillas.

Santiago de Compostela,
sigues siendo peregrino,
siguen dejando tus pies,
por estos viejos caminos,
huellas de una vieja fe
que marcço rumbos a Europa,
rumbos hoy casi perdidos.
¡Que recobre aquella hora,
cuando venía a Santiago
para que tú, su Patrón,
-Patrón y guía avezado-
marcaras rumbo y derrotas
a sus almas y a sus barcos!

¡Alto faro de la fe,
Santiago de Compostela,
y alta torre de vigía
sobre tu campo de estrellas,
sigue alumbrando el camino,
sigue marcando la estela
al que hacia Dios peregrina,
y a cuantos creen y esperan!

sábado, 23 de julio de 2011

El Reino de los cielos se parece (Mt 13, 44)

El Reino de los cielos es semejante
a un tesoro en el campo escondido,
que un día encuentra un hombre sorprendido
y lo esconde, muy rápido, al instante.

El tesoro es tan rico y abundante,
que regresa a su casa decidido
a vender cuanto tiene más querido,
su alegría es total y desbordante.

Lo mismo el mercader en perlas finas
el día que se encuentra, asombrado,
la más valiosa entre las genuinas.

Sabe bien que es la perla que ha soñado,
vende todo y compra, como adivinas,
pues, sabe vale un Reino dorado.

martes, 12 de julio de 2011

Salió un sembrador a sembrar (Mt. 13)

Dice el Señor por boca del profeta:
"Como la lluvia que empapa la tierra
y vuelve al cielo de frutos repleta,
así mi palabra si en ti se entierra."

Y es también como una humilde semilla
que Yo siembro a voleo y abundante,
quien la acoge en tierra limpia, sencilla,
producirá cosecha exuberante.

Si acoges mi palabra y mi semilla
con cuidado y en su tiempo oportuno,
recogerás gavilla tras gavilla
llegando a producir ciento por uno.

¡Que tu gracia, Señor, venga en mi ayuda,
porque solo no puedo hacer limpieza
en este corazón de tierra ruda,
capáz de producir sólo maleza!