miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mateo (Leví) (Mt 9,9)

Por donde Jesús pasaba,
algo bueno iba surgiendo
y algo malo fracasaba;
y hasta su sombra curaba
como sin querer, queriendo.

Y cuando pasaba un día
por Cafarnaúm, y entrando
por puerta que él solía,
vio a Leví que iba guardando
el impuesto en la alcancía,
de cuantos iban pasando.

¿Pagó Jesús el impuesto?
Lo que sí dijo a Leví:
"Quiero que me sigas presto".
Y a la voz de aquel Raví,
y a la fuerza de su gesto,
Mateo dijo que sí,
dejando telonio y puesto.

Mateo está tan contento
con este cambio de vida,
que quiere ver al momento
su alegría compartida
invitando, muy contento,
antes de su despedida,
de "pecadores" un ciento.

El escándalo es servido;
escribas y fariseos,
con su celo irreprimido
de puritanos hebreos,
van susurrando al oído,
-con airados cuchicheos-
que aquél profeta, venido
con sus necios galileos,
no sabe que está metido
entre auténticos ateos;
¡gente que huele a podrido!

-¡Hipócritas puritanos!
"Sabed que yo no he venido
a dar salud a los sanos,
sino al enfermo, al herido."
Vosotros, sí, limpias manos,
pero el corazón podrido.

La ley os hace inhumanos,
porque no habéis comprendido
que todos somos hermanos,
lo hayamos o no cumplido.
Por eso os quema en las manos
y carece de sentido;
seguiréis siendo paganos
si el amor sigue en olvido.
Y, aunque escandalice a tantos,
siempre Dios ha preferido,
a mil fariseos "santos",
un Leví arrepentido.

"Id también vosotros a mi viña" (Mt 20)

La viña era la finca preferida
para todo labrador y buen hebreo,
porque el vino le trae jubileo
y alegra el corazón con su bebida.

Por eso Dios, con frecuencia añadida,
manifiesta a su pueblo el deseo
de que fuera su viña y su trofeo,
la viña entre todos elegida.

Y, Jesús, la metáfora siguiendo,
y haciéndola del Reino alegoría,
a todos el denario va ofreciendo.

Jesús sigue hoy llamando, cada día,
a todo obrero que siga queriendo
disfrutar de su Reino la alegría.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Perdonad y seréis perdonados (Mt 18, 21)

"¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano?
¿te parece bien, Señor, siete veces?"
- Pedro, deberás perdonar con creces,
setenta veces siete... cotidiano.

Siempre el Padre el perdón tiene a mano,
y en esto a El muy poco te pareces,
y como el siervo injusto te mereces
el no perdón por ser tan inhumano.

Y Jesús nos dirá frecuentemente
que si de corazón no perdonamos,
tampoco el Padre nos será clemente.

Que si a Dios, a nuestro Dios, Padre llamamos,
en cada hijo suyo está presente,
luego, al amar al hombre, a Dios amamos.

Virgen de Covadonga

Cueva de Covadonga,
-la santa cueva de Nuestra Señora-
la gruta que prolonga
las luces de una aurora
que aún brilla en el Auseba y enamora.

Siempre fue la caverna
lugar de sortilegios y misterio;
la tuya es más materna,
que es matriz y puerperio
de un seno que es, a un tiempo, baptisterio.

Siempre rompiendo aguas
surges en limpia sonora cascada,
y una canción desaguas
que es heroica balada
y dulce nana en ternura acunada.

Eres fresca sonrisa
entre la verde fronda humedecida,
eres caricia y brisa
que llega remitida
más allá de tu Asturias tan querida.

Covadonga es un grito,
-grito de libertad y de conquista-
altar y monolito,
de España fiel cronista,
su primera y mejor protagonista.

Covadonga es destino
más allá de la historia y la pedrea,
signo de lo divino
que todo lo recrea
y en su gruta-matriz vivo aletea.

Virgen de Covadonga,
marinera, a la vez, y montañesa
que tu vista prolongas,
y con tus labios besas
el Cantábrico mar, azul turquesa.

Desde tu gruta santa,
tú, siempre maternal, aunque menina,
nuestra fe amamantas,
primera asturiana
¡Virgen de Covadonga, la Santina!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Oración comunitaria (Mt 18, 15-20)

"Pues lo que pidáis al Padre en mi nombre
estad seguros que lo conseguiréis",
porque si en mí vosotros permanecéis,
"mi hermano" será vuestro sobrenombre.

Que nadie de esto, nadie se asombre,
porque si estáis de acuerdo cuando recéis
y hacia el Padre vuestra súplica elevéis,
en medio estaré yo como un solo hombre.

Mi oración personal, al Padre llega,
pero al Padre gusta ver a sus hijos
que es la fraternidad la que allí ruega.

Que por eso, Jesús es el que dijo:
si la caridad vuestra oración riega
yo estaré con vosotros, siempre fijo.