miércoles, 20 de junio de 2007

Fuego

Fuego, llama que brilla,
que nos alumbra, nos calienta y quema
con sus lenguas cuchilla
que escupen anatema
contra quien del Espíritu blasfema.

Eres considerado
signo y metáfora del Ser divino,
de todo lo sagrado;
siempre fuiste inquilino
de la casa de Dios y buen vecino.

Por tu ardor acosado,
arde siempre en el hombre ese deseo
de arrebatarte, osado,
-como otro prometeo-
y así entablar con Dios igual tuteo.

Que aunque hecho de barro,
está el hombre cocido a vivo fuego;
que no es vulgar cacharro,
-botijo veraniego-
sino una libertad con Dios en juego.

Pasó Jesús gritando:
"he venido a traer fuego a la tierra",
y aún sigo deseando
que arda en santa guerra,
porque el hacha de amor nunca se entierra.

Que el amor es locura,
lo sabe la experiencia del que ama;
que es fuego y quemadura
que al mismo Dios inflama,
porque Dios es Amor y amor en llama.

Mariposa imprudente
que buscas en la llama azul diadema,
no hagas caso a la gente,
ni te importe, ni temas
si es en llama de amor donde te quemas.

Supliquemos rogando,
al Espíritu de lenguas de fuego
pase purificando
nuestro egoista ego,
porque sólo hay amor si hay desapego.

1 comentario:

Alfredo Jonathan Ochoa Valdez dijo...

Me parece, con mi manera peculiar de ver las cosas, que éste, no es mas que un dignísimo reflejo de lo que en sí mismo el fuego es.