viernes, 15 de junio de 2012

La semilla más pequeña (Mc 4, 26)

El Reino de Dios, también se parece
al hombre que en la tierra echa el grano,
duerme en paz y se levanta temprano
y, aunque él no se dé cuenta, el grano crece.

Con el Reino de Dios, así acontece;
y es semilla que crece cotidiano
y el fruto, al fin, brota alegre, ufano;
¡la semilla de Dios siempre florece!

Y, aunque sea cual granito de mostaza,
pequeñísima y humilde semilla,
luego a cualquier hortaliza emplaza.

Se hace alta y al arbusto humilla,
en sus ramas anida la picaza
y la preciosa y pizpireta ardilla.

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