Voy a cantar, ahora mismo, a mi amigo
la canción de amor que él tiene a su viña,
la que tiene en su otero y su campiña,
y de la que tanto él goza conmigo.
Voy a cavarla bien, así consigo,
me dé esa rica uva, dulce niña;
y cercada no sufrirá rapiña,
ni la podrá robar el enemigo.
"Yo esperé diese uvas y dio agraces",
por eso queda sin cerca y quemada,
pues, sólo merece olvido y rechace.
Israel es la viña desechada,
y Yahvé quiere ahora le reemplace
un pueblo que dé uva sazonada.
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