sábado, 18 de septiembre de 2010

No se puede servir a dos señores Lc. 16

No es el hombre propietario absoluto
de lo que llamamos bienes, riqueza,
es Dios quien se lo da y con largueza
para que lo administre y dé su fruto.

Si el administrador es hombre astuto
y saber supera toda pobreza,
entonces gozará de esa belleza
que es Dios mismo dándose en tributo.

"No se puede servir a dos señores",
como por ejemplo, a Dios y al Dinero,
pues, serían falsos adoradores.

Si en tu vida el dinero es lo primero,
y le rindes tus divinos honores,
eres vil idólatra por entero.

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