lunes, 5 de julio de 2010

Rogad al dueño de la mies (Lc 10)

"La mies es mucha y los obreros pocos,
rogadle, pues, al dueño de la mies
que envíe obreros llenos de interés",
que sean de mi Evangelio unos focos.

Mirad que os envío como locos,
como corderos de indefensos pies,
como obreros sin zurrón burgués,
como el que nada pretende tampoco.

Id anunciando "Paz" en cada casa,
y compartir su mesa y su comida,
diciéndoles que el Reino por ellos pasa.

Que ese "Shalom" de Dios es nueva vida,
una "Paz" que os llegará ya sin tasa,
una "Paz" ofrecida sin medida.

Celo desmesurado

-¿Te rechaza el pueblo samaritano?
¿pedimos les caiga fuego del cielo?
-Dejad la desmesura de ese celo,
de ese espíritu tan inhumano.

Sabed que todo hombre es vuestro hermano,
hasta el samaritano a quien repelo,
al que siempre rechazo con recelo
y considero como infiel pagano.

Atended lo que un día aconteció:
un judío fue atracado en el camino
que de Jerusalén va a Jericó;

sólo un samaritano peregrino
se detuvo y al herido curó
usando de su aceite y de su vino.