Un sepulcro prestado fue tu tumba
que, cavado en la roca te acogía,
y un silencio gestante dentro hervía
como enjambre de luz que, inquieto zumba.
Una explosión de luz, al fin retumba
en silenciosa vibrante sinfonía
que, orquestando aleluyas de alegría,
va alumbrando a los muertos de ultratumba.
Sobre Jerusalén-proféticos aciertos-
amaneció hoy radiante mi Señor;
ya no habrá que buscarte entre los muertos,
pues, más fuerte que la muerte fue tu amor.
¡Queremos esta Pascua estar abiertos
a tu oferta de vida y de claror!
No hay comentarios:
Publicar un comentario