El camino de Santiago
-peregrinos de verdad-
es uno de esos caminos
que sólo se hace al andar;
que exige bordón en mano,
y el corazón más allá
del horizonte rosado
que cabalga sobre el mar;
y la mirada más alta
que el horizonte más alto,
porque es camino de estrellas
el que lleva hasta Santiago.
Santiago de Compostela,
alta torre de vigía
y alto faro de la fe
que alumbra hasta la otra orilla
del ancho mar Atlántico;
hasta la Pampa argentina
y hasta Chile y hasta Cuba,
y hasta unas islas perdidas
entre sargazos y brumas.
Santiagos hay por doquier,
santiagos con su esclavina,
con sus vieiras y bordones
y su calabaza chica;
con sus ojazos abiertos
oteando ambas orillas.
Santiago de Compostela,
sigues siendo peregrino,
siguen dejando tus pies,
por estos viejos caminos,
huellas de una vieja fe
que marcço rumbos a Europa,
rumbos hoy casi perdidos.
¡Que recobre aquella hora,
cuando venía a Santiago
para que tú, su Patrón,
-Patrón y guía avezado-
marcaras rumbo y derrotas
a sus almas y a sus barcos!
¡Alto faro de la fe,
Santiago de Compostela,
y alta torre de vigía
sobre tu campo de estrellas,
sigue alumbrando el camino,
sigue marcando la estela
al que hacia Dios peregrina,
y a cuantos creen y esperan!
1 comentario:
Leí hoy - día de Santiago de 2018 - esta poesía, en el reverso de la hojita del calendario del Corazón de Jesús. Bastó leerla una vez, para tratar de copiarla y conservarla para siempre, pues he recorrido todo el Camino de Santiago, desde el puerto de Somport (Huesca) en la frontera francesa, hasta Santiago de Compostela, acompañado de mi hijo. Ha sido para mí, una experiencia inolvidable. Cumpliré - si Dios quiere - 75 años en el próximo septiembre y es mi deseo más ferviente, hacerlo por segunda vez. Por supuesto, que he recomendado a todos, que lo recorran, al menos una vez en la vida
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