El tiempo es un continuo, una corriente
que fluye por su cauce y su camino
sin que nadie se oponga a su destino,
que es arrollarlo todo impertinente.
Continuo que fluye siempre en presente
el agua que ahora mueve mi molino,
un antes y un después siempre vecino
a una eternidad que no está ausente.
Nos deseamos "feliz año nuevo",
lleno de paz, trabajo y alegría,
pero olvidando que soy yo el que debo
poner a mi vivir nueva armonía,
sabiendo que soy yo el que me renuevo
y el que pone algo nuevo cada día.
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