Y cuando Dios juzgó que era el momento
de venir a este mundo y encarnarse,
eligió una mujer en quien gestarse
y ser hijo de Adán sin fingimiento.
Y el alígero ángel, raudo, atento,
se lo anunció a una virgen sin tardarse.
La joven se sintió ruborizarse
entre asombrada y llena de contento.
-“Si esa es la voluntad, y ese es el modo
que place a Dios y al hombre da alegría,
yo, a su palabra, sierva, me acomodo”.
La joven, que así hablaba y respondía,
tenía un nombre que lo dice todo:
“y la Virgen se llamaba María”
1 comentario:
Una poesía hermosa, perfecta para cualquier momento. Saludos desde Perú :D
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