Corazón de María, Inmaculado,
limpio y purísimo, sin mancha alguna,
-limpieza original desde la cuna-
limpio de toda mancha de pecado;
ni siquiera del llamado "heredado"
que a todos, en Adán, nos mancomuna;
pues tú sola tuviste la fortuna
de un rescate, en el Hijo anticipado.
Sólo Dios pudo hacer –cual sumo artista-
la mujer, ideal de la hermosura,
la mujer-perfección por él prevista,
la Virgen-Madre, transparencia pura;
el Corazón que el corazón conquista;
¡y supo Dios quedar, así, a su altura!
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