Fuego, llama que brilla,
que nos alumbra, nos calienta y quema
con sus lenguas cuchilla
que escupen anatema
contra quien del Espíritu blasfema.
Eres considerado
signo y metáfora del Ser divino,
de todo lo sagrado;
siempre fuiste inquilino
de la casa de Dios y buen vecino.
Por tu ardor acosado,
arde siempre en el hombre ese deseo
de arrebatarte, osado,
-como otro prometeo-
y así entablar con Dios igual tuteo.
Que aunque hecho de barro,
está el hombre cocido a vivo fuego;
que no es vulgar cacharro,
-botijo veraniego-
sino una libertad con Dios en juego.
Pasó Jesús gritando:
"he venido a traer fuego a la tierra",
y aún sigo deseando
que arda en santa guerra,
porque el hacha de amor nunca se entierra.
Que el amor es locura,
lo sabe la experiencia del que ama;
que es fuego y quemadura
que al mismo Dios inflama,
porque Dios es Amor y amor en llama.
Mariposa imprudente
que buscas en la llama azul diadema,
no hagas caso a la gente,
ni te importe, ni temas
si es en llama de amor donde te quemas.
Supliquemos rogando,
al Espíritu de lenguas de fuego
pase purificando
nuestro egoista ego,
porque sólo hay amor si hay desapego.
1 comentario:
Me parece, con mi manera peculiar de ver las cosas, que éste, no es mas que un dignísimo reflejo de lo que en sí mismo el fuego es.
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