Lo que tiene principio tiene fin,
y el hombre sabe que corre hacia una meta
y que ha de correr como un atleta
si quiere conseguir fruto y botín.
San Pablo fue un ilustre paladín
y en su lucha cristiana gran asceta,
pide al cristiano corra y arremeta
hasta alcanzar a Cristo, gran delfín.
La meta de mi vida está en la muerte,
pues ella pone límite a mi vida;
lo que importa es pasarla a paso fuerte.
Lo que importa es que sea bienvenida,
y que sea acogida de tal suerte,
que por el mismo Dios sea aplaudida.
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