Jairo, el jefe de la sinagoga,
se postró ante Jesús reverente,
pidiéndole angustioso y muy doliente,
cure a su hija a quien la muerte ahoga.
La hemorroisa con su fe dialoga:
"si toco el borde del manto, silente,
mi hemorragia dejará ser fuente".
- "Tu fe, hija, hoy te salva y aboga".
-"Jairo, la niña ha muerto entre tanto,
ya es inútil de Jesús la venida",
sólo queda desconsuelo y quebranto.
- "Tú, muchacha, levántate enseguida",
y vosotros todos dejad el llanto
"que la niña no ha muerto, está dormida"
Si así se puede llamar a estos humildes versos, sonetos y poemas que, espero, os ayuden a rezar y a contemplar la belleza de Dios
miércoles, 27 de junio de 2012
viernes, 15 de junio de 2012
La semilla más pequeña (Mc 4, 26)
El Reino de Dios, también se parece
al hombre que en la tierra echa el grano,
duerme en paz y se levanta temprano
y, aunque él no se dé cuenta, el grano crece.
Con el Reino de Dios, así acontece;
y es semilla que crece cotidiano
y el fruto, al fin, brota alegre, ufano;
¡la semilla de Dios siempre florece!
Y, aunque sea cual granito de mostaza,
pequeñísima y humilde semilla,
luego a cualquier hortaliza emplaza.
Se hace alta y al arbusto humilla,
en sus ramas anida la picaza
y la preciosa y pizpireta ardilla.
al hombre que en la tierra echa el grano,
duerme en paz y se levanta temprano
y, aunque él no se dé cuenta, el grano crece.
Con el Reino de Dios, así acontece;
y es semilla que crece cotidiano
y el fruto, al fin, brota alegre, ufano;
¡la semilla de Dios siempre florece!
Y, aunque sea cual granito de mostaza,
pequeñísima y humilde semilla,
luego a cualquier hortaliza emplaza.
Se hace alta y al arbusto humilla,
en sus ramas anida la picaza
y la preciosa y pizpireta ardilla.
Etiquetas:
Evangelio,
Poesía religiosa
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