-¿Te rechaza el pueblo samaritano?
¿pedimos les caiga fuego del cielo?
-Dejad la desmesura de ese celo,
de ese espíritu tan inhumano.
Sabed que todo hombre es vuestro hermano,
hasta el samaritano a quien repelo,
al que siempre rechazo con recelo
y considero como infiel pagano.
Atended lo que un día aconteció:
un judío fue atracado en el camino
que de Jerusalén va a Jericó;
sólo un samaritano peregrino
se detuvo y al herido curó
usando de su aceite y de su vino.
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