" Que sea el hombre a nuestra semejanza".
Y a imagen suya lo hizo y lo creó,
precisando: "macho y hembra los formó",
hombre y mujer en humana crianza.
"Creced, multiplicaos" sin tardanza;
dominad la tierra que el Señor os dió;
con este broche de oro, Dios terminó
y puso en el hombre su confianza.
Y pudo Dios descansar satisfecho:
todo estaba bien, perfecto y acabado.
¿No pecó Dios de iluso y confiado?
¿No quedaba una serpiente al acecho?
¿Sería una carne, un solo lecho?
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