"Yo soy la vid, vosotros el sarmiento
que a esta vid y a esta cepa está adherido;
y todo aquel que a mí se sienta unido
encontrará en mi savia su sustento."
Porque tú eres, Señor, el Sacramento,
signo y realidad que da sentido
a todo cuanto al hombre va prendido,
a toda aspiración de crecimiento.
Tú eres la vid y el vino verdadero,
el "vino nuevo" que Caná servía
y que ya, desde entonces, fue el primero,
y el que tú nos ofreces cada día;
¡el vino de "las bodas del Cordero",
el vino del amor y la alegría!
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