¿Fue estando en oración contemplariva
o cuando fuiste por agua a la fuente?
El anuncio te llegó de repente
cual divina emboscada sorpresiva.
Admirada por una tal misiva,
le interrogas al ángel dulcemente,
y él te responde, al punto, complaciente:
-"No temas, que es de Dios la iniciativa;
su Santo Espíritu tecubrirá
y su acción germinal obrará en tí,
y ese hijo que de ti nacerá
será el "Hijo de Dios", llamado así."
-"Soy su sierva y acepto, ahora ya,
que su Palabra, hoy, se encarne en mí."
Si así se puede llamar a estos humildes versos, sonetos y poemas que, espero, os ayuden a rezar y a contemplar la belleza de Dios
domingo, 25 de marzo de 2007
lunes, 19 de marzo de 2007
San José, Esposo de María
Eres, José, esposo enamorado,
y el mismo amor de Dios te sonreía
a través de los ojos de María,
en su luz y pureza aprisionado.
Eres, José, el santo más amado,
porque te haces presencia y cercanía
en el hombre que vive, día a día,
su trabajo y su amor ilusionado.
Fue una historia de amor, nunca truncada,
porque era un casto amor que compartías
sinque el Espíritu robase nada
del amor que a María tú tenías;
siguió siendo tu esposa bienamada
al tiempo que al Espíritu servías.
y el mismo amor de Dios te sonreía
a través de los ojos de María,
en su luz y pureza aprisionado.
Eres, José, el santo más amado,
porque te haces presencia y cercanía
en el hombre que vive, día a día,
su trabajo y su amor ilusionado.
Fue una historia de amor, nunca truncada,
porque era un casto amor que compartías
sinque el Espíritu robase nada
del amor que a María tú tenías;
siguió siendo tu esposa bienamada
al tiempo que al Espíritu servías.
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Poesía religiosa,
Santos y Santas
domingo, 18 de marzo de 2007
El hijo pródigo (Lc 15)
Te creías, sin duda,
que estando con el padre y en su casa,
seguiría muy cruda,
limitada y escasa
la libertad soñada que te abrasa.
Y pides lo que es tuyo,
lo que a ti solo crees pertenece:
¡cada cual con lo suyo,
que el hombre sólo crece
cuando su libertad libre florece!
Y te fuiste muy lejos
buscando la soñada libertad;
sin trabas ni complejos,
gozaste a saciedad
de cuanto llamabas felicidad.
Todo lo derrochaste,
alocado, sin tino ni medida;
tu juventud gastaste
-tesoro de la vida-
¡toda tu dignidad quedó perdida!
Tu pobreza fue tal,
y fue tan grande el hambre que tenías,
que te viste, al final,
cuidando en alquerías
sucios cerdos, con os que convivías.
Y allí, en tu soledad,
te acordaste del padre y de su ausencia,
de su amor y bondad,
sacando, en consecuencia,
que lejos del hogar todo es carencia.
¡Había que volver
a la casa del padre abandonado,
para poder comer,
como cualquier criado,
aquel crujiente pan, nunca tasado!
La decisión tomada,
desanduviste -roto peregrino-
jornada tras jornada,
aquel viejo camino
que había trastocado tu destino.
Al padre, aquella tarde,
-atisbando la muerta lejanía-
el corazón le arde,
porque ya presentía
que tu feliz regreso se cumplía.
Cuando te vió llegar
por el camino aquel -largo en exceso-
ya no pudo esperar,
corrió, como un poseso
para abrazarte y darte un largo beso.
Te dijo dulcemente:
¡olvídate, hijo, ya, de ese estribillo,
y ponte, nuevamente,
tus sandalias, tu anillo
y la túnica que aún huele a tomillo!
¡Familiares y amigos,
comamos hoy el ternero cebado,
-vosotros sois testigos-
porque este hijo amado
estaba muerto y ha resucitado!
¡Que el hijo ya está en casa,
la familia, de nuevo, está copleta;
bebamos hoy sin tasa,
suene la pandereta
porque el gozo de mi alma está repleta!
Aunque alguno proteste,
y, aunque alguno al perdón se resista
y a su hermano desteste,
que sepa está en la lista
de invitados a la fiesta prevista.
La bondad, de mí mana,
y a pródigo y a rico manirroto
nadie hasta hoy me gana;
mi amor no tiene coto
y mi misericordia es saco roto.
Más que mi propio hijo,
el pródigo soy yo; doy sin medida,
algo más que exijo,
y doy siempre acogida
en abrazo de paz y bienvenida.
que estando con el padre y en su casa,
seguiría muy cruda,
limitada y escasa
la libertad soñada que te abrasa.
Y pides lo que es tuyo,
lo que a ti solo crees pertenece:
¡cada cual con lo suyo,
que el hombre sólo crece
cuando su libertad libre florece!
Y te fuiste muy lejos
buscando la soñada libertad;
sin trabas ni complejos,
gozaste a saciedad
de cuanto llamabas felicidad.
Todo lo derrochaste,
alocado, sin tino ni medida;
tu juventud gastaste
-tesoro de la vida-
¡toda tu dignidad quedó perdida!
Tu pobreza fue tal,
y fue tan grande el hambre que tenías,
que te viste, al final,
cuidando en alquerías
sucios cerdos, con os que convivías.
Y allí, en tu soledad,
te acordaste del padre y de su ausencia,
de su amor y bondad,
sacando, en consecuencia,
que lejos del hogar todo es carencia.
¡Había que volver
a la casa del padre abandonado,
para poder comer,
como cualquier criado,
aquel crujiente pan, nunca tasado!
La decisión tomada,
desanduviste -roto peregrino-
jornada tras jornada,
aquel viejo camino
que había trastocado tu destino.
Al padre, aquella tarde,
-atisbando la muerta lejanía-
el corazón le arde,
porque ya presentía
que tu feliz regreso se cumplía.
Cuando te vió llegar
por el camino aquel -largo en exceso-
ya no pudo esperar,
corrió, como un poseso
para abrazarte y darte un largo beso.
Te dijo dulcemente:
¡olvídate, hijo, ya, de ese estribillo,
y ponte, nuevamente,
tus sandalias, tu anillo
y la túnica que aún huele a tomillo!
¡Familiares y amigos,
comamos hoy el ternero cebado,
-vosotros sois testigos-
porque este hijo amado
estaba muerto y ha resucitado!
¡Que el hijo ya está en casa,
la familia, de nuevo, está copleta;
bebamos hoy sin tasa,
suene la pandereta
porque el gozo de mi alma está repleta!
Aunque alguno proteste,
y, aunque alguno al perdón se resista
y a su hermano desteste,
que sepa está en la lista
de invitados a la fiesta prevista.
La bondad, de mí mana,
y a pródigo y a rico manirroto
nadie hasta hoy me gana;
mi amor no tiene coto
y mi misericordia es saco roto.
Más que mi propio hijo,
el pródigo soy yo; doy sin medida,
algo más que exijo,
y doy siempre acogida
en abrazo de paz y bienvenida.
lunes, 12 de marzo de 2007
Terrorismo
Once de marzo queda en la memoria
como un día cruel e inhumano,
día en que te avergüenza ser humano,
día escrito con sangre en nuestra historia.
Sois, terroristas, del mundo la escoria,
sois despreciable asqueroso gusano
que no ve en los demás a otro hermano,
que entre hombre y fiera no ve divisoria.
No puedo pedirle al Crucificado:
"haz, Señor, que el malvado no subsista,
déjale totalmente aniquilado."
Pero sí pido a Dios con el salmista:
"rompe, Señor, las manos del malvado",
rómpele, hoy, las manos al terrorista.
como un día cruel e inhumano,
día en que te avergüenza ser humano,
día escrito con sangre en nuestra historia.
Sois, terroristas, del mundo la escoria,
sois despreciable asqueroso gusano
que no ve en los demás a otro hermano,
que entre hombre y fiera no ve divisoria.
No puedo pedirle al Crucificado:
"haz, Señor, que el malvado no subsista,
déjale totalmente aniquilado."
Pero sí pido a Dios con el salmista:
"rompe, Señor, las manos del malvado",
rómpele, hoy, las manos al terrorista.
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Poesía religiosa,
Varios
domingo, 11 de marzo de 2007
La Higuera Estéril (Lc 13)
No era higuera al borde del camino,
que estaba en una viña bien cercada
y por el hortelano bien cuidada,
con cuidados de Hortelano divino.
Su vivir era estéril y mezquino
porque de fruto nunca daba nada,
ni un solo dulce higo en la enramada
de irisado lagrimón opalino.
Ni a la de tres deba fruto la higuera;
¡habría que cortarla ya al instante
si otra oportunidad no se le diera!
Y el dueño se la dio y tuvo aguante,
porque Dios es paciente y siempre espera;
¡porque su eternidad va por delante!
que estaba en una viña bien cercada
y por el hortelano bien cuidada,
con cuidados de Hortelano divino.
Su vivir era estéril y mezquino
porque de fruto nunca daba nada,
ni un solo dulce higo en la enramada
de irisado lagrimón opalino.
Ni a la de tres deba fruto la higuera;
¡habría que cortarla ya al instante
si otra oportunidad no se le diera!
Y el dueño se la dio y tuvo aguante,
porque Dios es paciente y siempre espera;
¡porque su eternidad va por delante!
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Evangelio,
Poesía religiosa
lunes, 5 de marzo de 2007
Transfiguración
Subiste al monte a orar,
a pedirle a tu Padre fortaleza
y poder aceptar,
sin miedos ni flaqueza,
la cruz de esa tu extraña realeza.
Y en lo alto del monte,
en medio del clamor del mediodía,
-el cielo de horizonte-
desvelas la alegría
que brota de tu santa teofanía.
De nuevo, una vez más,
los cielos luminosos se rasgaron,
y Pedro y los demás,
en éxtasis quedaron
sin saber explicar lo que gustaron.
Se oyó al Padre decir:
"Este es mi Hijo preferido, amado,
a él habréis de oir",
que es mi Verbo encarnado
y su evangelio el código acabado.
"¡Qué bien que se está aquí!"
¡Qué paz tan honda y qué alegre sosiego!
¡Gozémonos así
en tan divino fuego,
pudiendo ver a Dios sin quedar ciego!
Descendamos al valle,
aunque estéis tan a gusto y superbién,
volvamos a la calle,
que allí en Jerusalén,
habré de pronunciar mi último amén.
No es mi meta este monte,
-que sólo es anticipo de mi gloria-;
la Pascua es mi horizonte,
que se abre a nueva historia
a través de la cruz, que es mi victoria.
a pedirle a tu Padre fortaleza
y poder aceptar,
sin miedos ni flaqueza,
la cruz de esa tu extraña realeza.
Y en lo alto del monte,
en medio del clamor del mediodía,
-el cielo de horizonte-
desvelas la alegría
que brota de tu santa teofanía.
De nuevo, una vez más,
los cielos luminosos se rasgaron,
y Pedro y los demás,
en éxtasis quedaron
sin saber explicar lo que gustaron.
Se oyó al Padre decir:
"Este es mi Hijo preferido, amado,
a él habréis de oir",
que es mi Verbo encarnado
y su evangelio el código acabado.
"¡Qué bien que se está aquí!"
¡Qué paz tan honda y qué alegre sosiego!
¡Gozémonos así
en tan divino fuego,
pudiendo ver a Dios sin quedar ciego!
Descendamos al valle,
aunque estéis tan a gusto y superbién,
volvamos a la calle,
que allí en Jerusalén,
habré de pronunciar mi último amén.
No es mi meta este monte,
-que sólo es anticipo de mi gloria-;
la Pascua es mi horizonte,
que se abre a nueva historia
a través de la cruz, que es mi victoria.
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Otras fiestas del año litúrgico,
Poesía religiosa
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