lunes, 20 de julio de 2009

Vocación

Te tenía elegido
ya antes de haberte un día formado,
antes de haber nacido
y de ser alumbrado,
ya antes te tenía consagrado. (Jr 1, 5)

Desde el seno materno,
ya desde las entrañas me llamó;
su designio era eterno, desde siempre me amó
y ya entonces mi nombre pronunció. (Is 49, 1)

Por eso me sondeas,
por eso me sondeas y conoces,
por ver si en mí te veas
y en mí te reconoces
para que, como Padre, en mí te goces. (Salmo 138)

viernes, 10 de julio de 2009

Lázaro, el resucitado. (Jn 11)

Un día, Marta y María,
-estando Jesús muy lejos-
le envían recado urgente:
-"Tu amigo está muy enfermo".
-"Su enfermedad no es de muerte";
diles así mensajero;
diles que sólo será
como un leve y dulce sueño.
"¡Pronto le iré a despertar!"

Antes de llegar Jesús,
en Betania hay llanto y pena:
¡Lázaro se había muerto,
se había muerto de veras!
Cuantro días ya enterrado
en el fondo de la cueva,
seguro que hasta ya olía,
como Marta le dijera.
-"Si hubieras estado aquí
no habría muerto mi hermano!"
le dicen Marta y María,
como en reproche velado,
por no haber llegado a tiempo
a curarle con sus manos.
Todos se lamentan, lloran
lágrimas de desconsuelo;
Jesús siente su dolor,
lo siente y llora con ellos.
-"¡Ay que ver cómo le amaba!
Pero, si dio vista a un ciego,
¿cómo no pudo curar
a su buen amigo enfermo?"
Sobre el lamento y la duda
de los amigos del muerto,
se oye la voz de Jesús
que grita a los cuatro vientos:
-Soy vida y resurrección
para todos cuantos creen
que soy el hijo de Dios,
enviado a dar la vida
venciendo muerte y dolor.

Manda que corran la piedra,
y ordena con fuerte voz:
-"Lázaro, amigo, sal fuera!"
te lo manda el que te amó
y el que es tu amigo de veras.
¡Dejadle ya caminar,
desatadle ya las vendas!
Todo aquel que crea en mí,
aunque muera vivirá,
porque soy la misma Vida
que os llama a resucitar.

sábado, 4 de julio de 2009

La Samaritana (Jn 4)

Cuando te acercaste al pozo
en busca de agua clara,
-como hacías cada día-
alguien ya allí te esperaba
para ofrecerte "agua viva",
¡un agua que siempre mana!

-"Mujer, dame un poco de agua,
que traigo sed del camino
y reseca la garganta;
y este pozo está muy hondo,
ayúdame tú a alcanzarla."

-"¿Y tú me pides a mí,
-siendo como eres judío-
sin tener ningún reparo,
ni pensar que contamino?"
-"Si supieras quién te pide,
le pedirías tú a él,
y él te daría "agua viva"
que calmaría tu sed;
y si bebieras de este agua,
no tendrías que volver
cada mañana a buscarla,
porque brotaría en ti
como un manantial que salta,
como surtidor gigante
que la vida eterna alcanza."
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La roca en la que brotó
el agua en pleno desierto,
dice Pablo, que era Cristo,
plenitud y acabamiento.

Y, hoy, la Fuente tiene sed
de ser por todos bebida:
"el que tenga sed que venga,
yo le daré un agua viva".

Tengo una sed insaciable,
-dijiste en la cruz un día-,
queriendo a todos decir
que nuestra sed compartías.

No busquéis ya el agua viva
en pozos que jalonaron
la marcha de vuestros padres
y que sus manos cavaron;
buscad de ahora en adelante,
el nuevo Pozo artesiano
del que brota el Agua Viva,
de nombre ¡Espíritu Santo!